El mejor proyecto de todos
Ayer estuve en un focus group, y como muchos sabrán soy bastante fan de ir a hacer estos focus group cuando realmente sé que puedo aportar algo, además de lo pajaza que es pasar de ser artista gráfico a convertirme en diseñador de interiores especializado en acabados y color. ¿Por qué? Porque no puedes asistir a estos focus si estás relacionado con la publicidad. Tan simple como eso.
Esta actividad inusual permite alejarme de mi entorno inmediato (del work-a-holic adicto a los dead-lines) para pasar a una habitación con 6 desconocidos opinando sobre algún tema, producto o servicio mientras comemos triples de dudosa procedencia y que misteriosamente nunca me caen mal. La mejor parte es que esa opinión sincera puede ayudar a que su estudio de mercado realmente funcione. ¡Mentira! ¡La mejor parte es que me regalan whisky!!! 😉
Mientras se daba esta conversación, la chica que dirigía el estudio de mercado de pronto nos soltó la pregunta:
“¿Cuál crees que ha sido el proyecto que más te ha llenado como profesional o que más te haya gustado realizar?”
Pese a mis apenas 31 años, pasaron más de un centenar de proyectos por mi mente: cuentos ilustrados, personajes para productos, las PaperDolls, logos, publicidad impresa, libros diseñados, empaques de productos que todo el mundo usa o ha usado, carteles, hasta que apareció la imagen del Ekeko que hice para La Gran Semana de Lima:
Yo creo que el proyecto que más me llenó como profesional es el que me permitió explotar mi creatividad, haciendo algo que realmente enganchara con la gente, mas allá de satisfacer mi ego o al cliente que confió en mi. Es aquel proyecto que después de mucho tiempo sigue estando tan vigente como cuando alguien completamente desconocido te dice “¡Manya que paja, tú hiciste eso, qué genial!”. (Bueno, tiempo después alguno que otro amigo me dijo que hasta le lanzó pintura a los paneles, pero eso ya es parte de otra historia).
Ese es precisamente el feedback que te confirma que las cosas que has hecho cumplieron su función. Más allá de los premios que no me interesan, de las constantes convocatorias para ser docente o de citaciones para entrevistas en muy buenos puestos de trabajo, escuchar que algo que tú has hecho ha llegado lejos, es el mejor pago de todos (a pesar que a veces me he sentido timado cuando regreso en el tiempo y veo que cobré tan poco por algo que fue gráficamente exitoso).
El mejor proyecto de todos es el proyecto que trasciende a tí mismo.