NES

Hace 25 años mis viejos me sorprendieron, sin ser navidad ni mi cumpleaños, con una caja nuevecita del Nintendo Entertainment System (más conocido como NES).

En ese entonces aún no existían esos vicios de alquiler de nintendo que reinaron la primera mitad de la década de los 90, y la fiebre por los videojuegos se limitaba en muchos casos al Atari. Es imporatante recordar que era el primer gobierno de Alan, y conseguir cosas importadas -además de ser carísimo- era algo súper difícil.

La primera traba con la que me topé fue el voltaje. Necesitaba comprarme un convertidor de corriente (de nuestros infames 220 voltios a 110), y como la misión de mis viejos había terminado con ese regalo, tenía que vérmelas para conseguir dinero y comprarme por mi propia cuenta tanto el convertidor, como los demás juegos que quisiera.

Luego de varias semanas pude conseguir el dichoso convertidor y por fin le pude entrar al único juego que tenía disponible:el clásico SuperMarioBros. Pero no fue sino hasta el año 1990 en que por fin pude contar con una mínima colección de 6 o 7 cartuchos de juegos, y para ese entonces ya me había vuelto un experto en encontrarle todos los trucos posibles, aunque para mi, la diversión siempre ha sido (y será) acabarlos de principio a fin sin trampas.

De pronto le saqué el jugo a los juegos, vendiendo passwords o trucos a cambio de pequeñas cantidades de dinero a todos los ociosos que pretendían soluciones rápidas, consiguiendo financiarme de esa manera de varios cartuchos más.

Hoy en día mi NES sigue operativo gracias al constante cuidado y limpieza que le doy, y felizmente dispongo de unos 18 juegos para entretenerme los fines de semana en que me desconecto del mundo y del stress de la chamba diaria.

¡Larga vida a los 8-bits! \m/